Manifiesto del Partido Comunista

"Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad , es una historia de luchas de clases.

Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes."



martes, 31 de agosto de 2010


Es necesario reflexionar detenidamente sobre la significación de los «sábados comunistas» para sacar de esta gran iniciativa todas las enseñanzas prácticas, de magna importancia, que se desprenden de ella.

La primera y principal enseñanza consiste en que es necesario apoyar por todos los medios esta iniciativa. Se ha empezado a emplear entre nosotros la palabra «comuna» con excesiva ligereza. Toda empresa fundada por comunistas o con su participación recibe a cada paso, de buenas a primeras, el nombre de «comuna»; pero se olvida con frecuencia que una denominación tan honrosa debe ser conquistada mediante· una labor prolongada y tenaz, mediante éxitos prácticos concretos en la edificación verdaderamente comunista.

Por eso considero absolutamente acertada la decisión que ha madurado en el espíritu de la mayoría de los miembros del Comité Ejecutivo Central: anular el decreto del Consejo de Comisarios del Pueblo en lo que concierne a la denominación «comunas de consumo». No importa que la denominación sea mas sencilla; dicho sea de paso, las imperfecciones y los defectos de las primeras etapas del nuevo trabajo de organización no se atribuirán a las «comunas», sino (y es justo que así sea) a los malos comunistas. Seria muy útil desterrar del uso corriente la palabra «comuna», impedir que cualquiera pueda aprovecharse de ella, o dar esta denominación ­únicamente a las verdaderas comunas, a las que hayan demostrado de verdad en la practica (confirmándolo la opinión unánime de la población circundante) que pueden y saben organizar las cosas al modo comunista. ¡Solo después de haber demostrado que se es capaz de trabajar gratis en provecho de la sociedad, en provecho de todos los trabajadores, que se es capaz de «trabajar a lo revolucionario», de elevar la productividad del trabajo, de organizar las cosas de modo ejemplar, solo entonces podrá solicitarse el honroso titulo de «comuna»! -LENIN-

Obras completas T.39, págs. 1-29

Los párrafos anteriormente transcritos son una reflexión del camarada Lenin inmersa en su artículo del 28 de junio de 1.919 a propósito de la respuesta de los ferroviarios comunistas de Sarátov al acordar en asamblea general de militantes del partido; trabajar gratuitamente los sábados cinco horas extraordinarias a fin de ayudar a la economía nacional.

Dicha reflexión es traída a colación después de casi un siglo, en atención a la realidad venezolana; en la que el poder popular, ocupa espacios, consolidando relaciones sociales y jurídicas. Partiendo de estas últimas, la llamada nueva geometría del poder, planteada en el año 2.007 e implementada por la vía legal más recientemente con la producción de la Ley de los Consejos Comunales, Ley de las Comunas (aprobada en primera discusión), la Ley del Consejo Federal de Gobierno y su Reglamento, entre otras; que pueden verse desde la perspectiva de instrumentos para consolidación de relaciones sociales de autogestión, cogobierno y satisfacción de necesidades comunitarias a través de nuevas relaciones verticales de producción de servicios y bienes de consumo mediante la transferencia de recursos y competencias al pueblo organizado.

No se debe soslayar el peso de la responsabilidad histórica que hereda la Revolución Venezolana, cargamos con la experiencia de los fusilados de la Comuna de París, a la que Marx consideró el primer ejemplo concreto de una dictadura del proletariado en que el Estado es abolido. Todo buen comunista debe ayudar en la tarea de la consolidación del poder popular y considerarlo de vital importancia para lograr la unidad ideológica, política y orgánica de la clase obrera y actuar en consecuencia, habida cuenta de la oportunidad que tenemos de participar toda vez que se excluye a los explotadores y a la pequeña burguesía estas nuevas relaciones nunca antes vistas en nuestra patria.

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